Existen tres formas básicas de movilidad personal. En primer lugar está el tráfico nacional e internacional corriente, es decir, los viajes que se realizan por negocios o por placer y quedan fuera de los desplazamientos habituales. El segundo lugar lo ocupan las migraciones, ya sean voluntarias o forzosas. Pero el tercero es un fenómeno completamente nuevo que existe desde finales del siglo XX, al que quizá podríamos denominar «transnacionalidad»: es el movimiento de personas para quienes cruzar fronteras no reviste casi ninguna importancia, puesto que su vida no está ligada a ningún lugar o país en especial.
ERIC HOBSBAWM. Un tiempo de rupturas. Sociedad y cultura en el siglo XX. Traducción Cecilia Belza, Gonzalo García y Gonzalo Pontón. Editorial Planeta S.A., 2013.
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